Doblar y guardar la ropa según el método Konmari.

Ahora que has eliminado todo lo que no deseas guardar en tu armario, te quedará un tercio o un cuarto (igual menos) de tus cosas. Ha llegado entonces el momento de guardar vuestra ropa en los espacios a ello.

Dobla la ropa para resolver los problemas de espacio.

Existen dos métodos para guardar ropa:
  1. ponerla en ganchos en un perchero
  2. doblarla y guardarla en cajones.
La primera opción ocupa mucho más espacio que la segunda. Marie Kondo nos aconseja vivamente doblar la ropa siempre que podamos, porque ahí donde guardamos 10 prendas con sus perchas, podemos guardar entre 20 a 40 si la doblamos como ella nos indica y la guardamos a la vertical (y no en horizontal) y que estén a la vista. Resolverás así todos los problemas de espacio que te contrarían.

La mano que cura o te-ate

Las ventajas de esta forma para doblar la ropa es poder manipular la prenda y tomar tiempo para impregnarla de tu energía. El término Te-ate que quiere decir "la mano que cura" en japonés, muestra que mucho antes del nacimiento de la medicina moderna, la gente pensaba que el hecho de imponer las manos sobre una herida ayudaba a su curación. Todos hemos experimentado la experiencia de ser tocados por un pariente o alguien cercano y sentir que en cuanto sus manos tocan nuestra frente o nos acarician o masajean otra parte del cuerpo, nuestro cuerpo y espíritu se alivian, relajando nuestros músculos y nuestra respiración.

Yo creo que, cuando tomamos la ropa en nuestras manos y la doblamos con cuidado, le transmitimos energía, lo cual tiene un efecto positivo en ella. Al doblarla adecuadamente, la mantenemos en forma y borramos sus arrugas, lo cual hace que su material se vuelva más fuerte y vibrante. La ropa bien doblada tiene una resistencia y un brillo que puede observarse de inmediato y distinguirse claramente de la que se ha metido con descuido en un cajón. El acto de doblar implica mucho más que compactarla para guardarla.  



Cómo doblar la ropa:
 
  1. Visualiza cómo se verá el interior de tu cajón cuando termines: la clave es guardar las cosas de manera vertical, no horizontal. Para guardar la ropa verticalmente, debemos compactarla haciéndole más pliegues. Algunas personas creen que, a más pliegues, más arrugas, pero no es así. Lo que causa las arrugas no es el número de pliegues sino el grado de presión que se aplique. Incluso las prendas poco dobladas se arrugan si se guardan apiladas, pues el peso de la ropa actúa como una prensa. 
  2. Cuando ya tengas una imagen de cómo se verá el interior de tus cajones, empieza a doblar. El propósito es doblar cada prenda en un rectángulo simple y regular. El número de pliegues debe ajustarse para que, cuando la ropa doblada quede vertical sobre el extremo quepa en la altura del cajón. Éste es el principio básico.
 
Cómo disponer la ropa:
La regla básica es colgar junta la ropa de la misma categoría, dividiendo el espacio del perchero con una sección para bolsos, otra para trajes, etcétera.

Acomoda tu ropa de modo que se «eleve hacia la derecha». Tómate un momento para dibujar una flecha que se eleve hacia la derecha y luego otra que descienda hacia la derecha. Puedes hacer esto en papel o tan solo trazarlo en el aire. Al usar este principio cuando organizas tu guardarropa, haces que su contenido luzca mucho más interesante.

Para hacerlo, cuelga las prendas pesadas del lado izquierdo y las ligeras del lado derecho. Las pesadas incluyen las que son largas, de materiales más pesados y color oscuro. A medida que avanzas al lado derecho del perchero, la longitud de las prendas disminuye, su material se adelgaza y su color se aclara.
Para los bolsos, aconseja meter uno dentro del otro con las asas por fuera para ganar espacio.



Cómo guardar calcetines:


Nunca, jamás ates tus calcetas y medias. Nunca formes pelotas con tus calcetines. Este debería ser un tiempo de descanso para ellos. ¿Tú crees que puedan descansar así? En pelota no pueden respirar y estropeas su elasticidad. Los calcetines y medias guardados en tu cajón básicamente están de vacaciones. Se llevan una paliza brutal durante su trabajo diario, atrapados entre tu pie y tu zapato, resistiendo la presión y la fricción para proteger tus preciosos pies.
Si el resorte queda por fuera cuando termines, lo hiciste bien. El caso es que queden firmes y estables cuando hayas terminado, como un rollo de sushi.

Cuando guardes las medias en tu cajón, acomódalas de punta para que se vea la espiral. Si las guardas en cajones de plástico, te recomiendo que primero las pongas en una caja de cartón, para que no se resbalen ni desenrollen, y luego guardes la caja en el cajón. Una caja de zapatos tiene el tamaño perfecto para servir como separador de medias. Este método es una solución en la que todos ganan: te permite ver cuántos pares de medias tienes de un solo vistazo, las protege del daño, y las mantiene lisas y sin arrugas para que sean fáciles de poner. Y también hace más felices a tus medias.


No almacenes la ropa de otras temporadas:

Yo también estaba convencida de que tenía que empacar y desempacar la ropa de temporada dos veces al año: en junio y octubre. Yo dediqué esos dos meses a vaciar y rellenar el contenido de los guardarropas y cajones. Para ser sincera, esta costumbre siempre me pareció engorrosa. Si yo quería usar un vestido guardado en una caja ubicada en la repisa superior del armario, desempaquetarlo resultaba demasiado problemático. En lugar de eso, debía conformarme con ponerme otra cosa. Hubo años en los que no lograba desempacar mi ropa de verano sino hasta julio, y de pronto me percataba que había comprado ropa similar a la que ya tenía. Y, a menudo, tan pronto como desempacaba mi ropa de verano, volvía a hacer frío.

La costumbre de empacar la ropa de temporada ya es obsoleta. Con la introducción del aire acondicionado y la calefacción central, nuestros hogares están menos expuestos al clima exterior. Hoy no es raro ver en invierno a personas que usan playeras dentro de su casa. Ya es hora de abandonar esta costumbre y tener toda nuestra ropa lista para usarla todo el año sin importar la estación.

El secreto es no clasificarla de más. Cuando la pongas en el cajón, solo divídela en «algodón y similares», y «lana y similares». Evita clasificarlas por estación (ropa de verano, invierno, otoño y primavera) o por actividad (ropa de trabajo o de descanso), pues resulta demasiado vago. Si el espacio de mis clientes es limitado, les pido que empaquen solo unas cuantas prendas pequeñas y específicas de otras temporadas, como los trajes de baño y los gorros de sol típicos del verano, y los guantes y gorros para la temporada invernal. Los abrigos de invierno, al no ser prendas pequeñas, pueden quedarse en el guardarropa aunque no estén en temporada.

A quienes aún no tienen espacio suficiente, les compartiré algunos consejos para guardar su ropa de fuera de temporada. Mucha gente guarda la de otras temporadas en cajas de plástico con tapa. Sin embargo, éste es el tipo de recipiente más difícil de usar de manera efectiva. Cuando ya está en el armario, es muy probable que le pongan más cosas encima, y sacar la caja para abrirla se vuelve un trabajo demasiado complicado. A fin de cuentas, es muy fácil olvidar incluso que la caja está ahí hasta que la temporada ya casi ha terminado. Si piensas comprar próximamente para guardar, te recomiendo que consigas una cómoda. Evita enterrar tu ropa en el armario, aunque esté fuera de temporada. Las prendas que han permanecido ocultas durante medio año lucen marchitas, como si las hubieran reprimido. En cambio, permite que les dé un poco de aire y luz de vez en cuando. Abre el cajón y recorre las prendas con tus manos. 

¿Qué piensas de este artículo? ¿Ya has aplicado este método? ¿Cual ha sido tu experiencia?.



Gracias por llegar hasta aquí. Si te ha gustado este artículo, puedes decírmelo en la caja de comentarios , compartir y añadir un pin a tu Pinterest 😊

Comentarios